Nuestra dependencia incorpora una nueva sección denominada “Los Documentos del Mes”, con el objetivo de contribuir a la divulgación de nuestra memoria documental iremos publicando cada mes, un conjunto de documentos que representan la identidad de nuestro archivo y su fondo documental.

     Conocer nuestro pasado como ciudad, se puede lograr observando la variedad de documentos históricos que conserva y custodia el Archivo Histórico Comunal de San Bernardo.   

      En pleno siglo XXI, cuando la sociedad es más individualista encontramos el reflejo en nuestra comuna del sentido de cooperación y pertenencia hacia el gobierno local. Sucedió en 1927 cuando era alcalde don Rafael Balmaceda y realizando un llamado a los vecinos de la comuna a formar diversos "Comités" con sus respectivas comisiones para cooperar con su administración. 

       Con la finalidad de lograr el bienestar, orden, progreso y otros, y a su vez, denunciar irregularidades en cantinas, establecimientos públicos, almacenes, entre otros, se determina la formación de estas agrupaciones.

    En el presente documento se encuentran representando al sector histórico de San Bernardo (centro) los señores Enrique Folch, Alfredo Farr, Pedro García de la Huerta, Víctor Plaza, Onofre Ramírez, entre otros, para colaborar con la solicitud mencionada del alcalde.

     Esta forma de cooperación con la administración local no era nueva, pues el anterior alcalde Marcial Martínez de Ferrari ya en 1924, hacia un llamado similar.  

       El presente documento comenta que hacia 1901, el jefe de la prefectura de San Bernardo denuncia la existencia de "Casas de Remolienda" en el centro de la ciudad en calle Eyzaguirre entre San José y San Alfonso (Seminario Redentorista). El caso en cuestión, aludía a cuatro centros clandestinos que ejercían el comercio sexual, y a la vez la venta de licores provocando desordenes durante el día y la noche. 

      Pese a que la prefectura realizaba constantes multas, los locales no tenían patentes comerciales ejerciendo su trabajo en vista del público y los sacerdotes del mencionado seminario. 

Finalmente, se solicitaba al alcalde de la época (Don Francisco Javier Varas) que actuará de acuerdo a sus atribuciones del cargo.

        Parece novedoso un caso de prostitución en San Bernardo, pero la realidad ha sido contraria. Estos servicios eran frecuentes en la ciudad, incluso en los tiempos de la celebración del aniversario de su fundación donde el alcoholismo y la prostitución se tomaban las noches de verano en la bohemia local a comienzos del siglo XX. 

          Próximo a cumplir sus 30 años de trayectoria, en 1942 el diario “La Opinión”publicaba el sábado 6 de junio, un reconocimiento al rol que desarrollaba esta institución en San Bernardo. Destacando a su fundador, Fidel Pinochet Le Brun la crónica reafirmaba el significado que tenía el liceo en esos tiempos bajo la dirección de Roberto Ochoa Ríos.

            Sin embargo, el establecimiento no tenía una local estable para desarrollar sus actividades desde su fundación. Incluso, en 1962 los alumnos se paralizaron ante la necesidad de un local realizando el primer paro nacional en el país de un establecimiento de educación secundaría. Hacía 1964, el establecimiento tendría un local definitivo en las cercanías de la Plaza Guarello adyacente al Liceo de Niñas.  

      Finalmente, la portada del diario contenía la noticia del alejamiento del profesor Oscar Cuadra hacia la ciudad de Talcahuano y rememoraban los 39 años de trayectoria del diario La Opinión fundado en 1913 por Don Gerardo Besoaín.

       Acompañada de una carta dirigida al secretario municipal Pablo Recart, la directora de la escuela Nº 273 Sra. Florisa Muñoz (cercana al sector de El Mariscal) comunica la importancia del desayuno escolar para los casi 100 alumnos que posee el establecimiento que administra. El texto permite visualizar las condiciones económicas para la enseñanza en los sectores rurales de la comuna, que a pesar de estar contigua a importantes fundos no contaban con los medios suficientes para el desarrollo escolar de un centenar de niños, a la vez, hijos de inquilinos que trabajan todavía en grandes propiedades rurales a comienzos del siglo XX.

       Destaca en la misiva, el apoyo de la Cruz Roja institución social y médica de importancia en San Bernardo que en esa época colaboraba con la asistencia médica de este establecimiento.

      El gobierno local subvenciona con la cantidad de 55 pesos correspondiente a la mitad del costo del desayuno escolar de estos alumnos(as).

         Finalmente, el decreto adjunto contiene la firma del ex alcalde Arturo Dagnino Oliveri promovedor de obras relativas a la construcción del paso nivel en la entrada de la ciudad (final de Gran Avenida), la pavimentación de calles y aceras, aumento del alumbrado eléctrico y el inicio de los estudios para la construcción del Teatro Municipal, entre otras. 

               Con una gran portada sobre los films que serían exhibidos en el Teatro Municipal de San Bernardo (Prat esquina Victoria) como “Los bajos fondos”, “El corsario negro”, “Pasión salvaje”, “La rubia del camino”, “El hijo de Alí Babá”, entre otras, el diario La Opinión circulaba en su nº 3.065, el día sábado 30 de julio de 1938. Acompañando a lo anterior, se rememoraba la muerte de don Arturo Dagnino con una extensa crónica destacando algunas obras o proyectos que se concretarían en gobiernos posteriores. Además, se informaba una posible competencia entre líneas de microbuses que nacería con la irrupción de los buses de la Asociación de Autobuses quiénes restarían importancia al monopolio que mantenía la flota de la Empresa García. El editor del diario comentaba que los sanbernardinos estarían observando el fin del monopolio en el cobro de pasajes en los trayectos SANTIAGO-SANBERNARDO.

           Finalmente, se comentaba la celebración realizada en su nuevo aniversario por las hermanas de Santa Ana a cargo del Hospital Parroquial junto a un aviso por de propiedad. Infaltable era el anuncio “Suscríbase UD. a LA OPINIÓN”.

          A continuación, presentamos este documento relacionado a la sesión municipal del 5 de julio de 1904 presidida por autoridades como Manuel García de la Huerta, Fidel Angulo, Alberto Mena Larraín, entre otros, quienes tratan algunos temas que evidencian el carácter de San Bernardo a comienzos del siglo XX.

    Las medidas apuntaban a la aprobación de proyectos presentado por particulares en propuestas de trabajo relativas al alumbrado público y alcantarillado. Sobre el sistema de iluminación, éste propiciaba su extensión en horario vespertino con un costo de $ 11.900 pesos de la época y que beneficiaría al centro de la ciudad. En cuanto, a los servicios de alcantarillado esta medida generaría buscaba implementar un servicio desconocido el territorio.

    Igualmente, existía la iniciativa de las autoridades de reglamentar la existencia de las llamadas “Casas de Tolerancia”, a través de un catastro de los lugares que estaban en funcionamiento y los que había cesado, prueba patente de que en esta ciudad existía comercio sexual no regulado.  

          Finalmente, temas de tipos administrativos y de personal se discutían en esta sesión relacionados al consumo de charqui y la matanza de caballos en el matadero municipal, el aumento de los honorarios al inspector de bebidas alcohólicas de la ciudad, la remoción del encargado de la acreditación de las patentes industriales, entre otras materias.

        Hacia agosto de 1914, el diario local La Opinión comunicaba el sorteo de sitios del conjunto de la Población Catemito, en época en que San Bernardo se caracterizaba por su población rural. Además, el periódico semanal comunicaba información departamental relativa a la comuna de La Florida, remates judiciales, propuestas públicas, posesiones efectivas, entre otras, informaciones de carácter departamental (Departamento de La Victoria).

   También, destaca en el medio de prensa escrita, los avisos comerciales relacionados a la fábrica de tabaco y cigarrillos “Los Injenieros” ubicada en Eyzaguirre, el Hotel-Restaurant “Central” de propiedad Custodio Aliaga; la “Herrería y Carrocería” de Osvaldo Pineda; la variedad de vinos de la “Viña San Bernardo”; los productos lácteos de la “Chacra Los Nogales”, entre otros. Estos últimos lugares, con los años (década 40 y 60) cedieron por loteos para la formación de poblaciones como Santa Emma, Provini, Tejas de Chena, Población Nogales, etc.

   Finalmente, aparecen los avisos profesiones de médicos y abogados del medio local como Dr. Santiago Mac-Lean, Carlos León Cruzat, Agustín Cervantes y Mauricio Lagos, respectivamente.

       Con la presencia del alcalde Manuel García de la Huerta y los regidores Fidel Angulo, Macario Ossa Vicuña y Javier Varas Pérez se celebró esta sesión ordinaria una tarde del 19 de agosto de 1902.
       Los temas tratados identifican las necesidades que tenía la población sanbernardina en ese entonces: escasez de agua potable y alcantarillado, hospital para niños convalecientes (causada por enfermedades como tifus y viruela) y la creación de un “teatro circo” para combatir el alcoholismo local. En cambio, también están presentes indicaciones relativas a la administración municipal como el balance de la tesorería municipal e impuesto de propiedades en sectores urbanos y rurales.  

       El panorama dieciochesco sanbernardino hacia mediados del siglo XX, estaba constituido por un conjunto de actividades que se realizarían los días 16, 17, 18 y 19 de septiembre. Este programa generaría la participación ciudadana tanto en el centro de la ciudad como en las zonas rurales de aquel entonces. Desde la prensa local, se informaban el programa ejecutado y organizado por la Municipalidad y diversas organizaciones sociales.

       Las actividades comenzaban el día 16, con la premiación a la mejor familia sanbernardina, la guagua más “sanita”, velada literaria y carreras ciclistas en la tarde.

    El día 17, se realizaba el embanderamiento general y la presentación de la función de “El Biógrafo”, espectáculo muy arraigado en el medio local y que se presentaba en el Teatro Municipal. 

    En pleno 18, las actividades comenzaban con la salva de cañonazos y el Concurso de Tiro al Blanco en el Cerro Chena. Luego, el Acto Cívico en la Plaza de Armas y el tradicional desfile de autoridades e instituciones locales.

        En la tarde, el programa se trasladaba al Estadio Maestranza o también, se podían observar las carreras a la Chilena que se realizaban en la Avenida Enrique Madrid Osorio que conectaba el sector poniente con Catemito (Dirección Calera de Tango).  

     El día 19, se realizaban actividades en la plaza de Armas y Guarello, carreras a la chilena en el sector poniente, o la presentación del biógrafo en diversos espacios del centro de la ciudad.

      En resumen, un conjunto de acciones se ejecutaban en San Bernardo a mediados del siglo XX, donde se desarrollaban las fiestas patrias con intensidad generando la participación de los vecinos sanbernardinos.

    En décadas anteriores, era frecuente en San Bernardo encontrar los edificios públicos y privados, casas, negocios, restaurant, entre otros, cumpliendo con la normativa local relacionada al “izamiento y embanderamiento” de nuestro símbolo patrios en los frontis de las propiedades sanbernardinas.

      La disposición era una medida que era incentivada por el gobierno local como lo demuestra este decreto reglamentario firmado en época de la administración de Don Hugo Gálvez Gajardo el día 14 de septiembre de 1951. 

       Esta celebración se remonta a comienzos del siglo XX, cuando diversas familias acudían a San Bernardo a celebrar las fiestas patrias los días 17 y 18 de septiembre provenientes de Santiago y los sectores rurales. Con el transcurso de décadas, la celebración se traslado al primer domingo del mes de octubre, pues en las festividades anteriores no podían asistir los familiares de los militares de la Escuela de Infantería, ya que estaban cumpliendo funciones en la Parada Militar. Desde aquí, se remonta y reconoce el “18 Chico”, celebración tan recordada en la familia sanbernardina donde no faltaba el huevito duro, el pan amasado, frutas, la tetera de campo junto a las brasas y la típica vestimenta formal del jefe de hogar y sus hijos.

   La celebración alcanzo madurez estableciéndose fondas, comerciantes, vendedores de chicha, empanadas, entre otros. Con la creación del Club de Leones esta asume la organización cobrando derechos por entrada para sus obras de beneficencia. También, el Cuerpo de Bombero participo en su organización.

La actividad identifico por muchos años a los maestrancinos cuando acudían junto a sus familiares cada domingo de comienzos de octubre.

     Uno de los problemas, que comenzó a percibir con fuerza la actividad fue el  exceso de alcohol, y en algunos casos la violencia que opacaba la celebración en los Cerros de Chena. A esto, se sumo la construcción de la Carretera Panamericana (1964), que conllevo a la inseguridad en el cruce y acceso al lugar, además, de la administración del lugar por parte de la Escuela de Infantería.

     En las décadas de los 80 y 90, se percibe la pérdida de esta tradición en la ciudad. Recientemente, a través del proyecto del Parque Metropolitano Sur la administración comunal actual ha recuperado esta festividad con diversas actividades el primero domingo de octubre tal como sucedía y recordarán los actuales sanbernardinos.

    En los presentes documentos podemos observar un decreto reglamentario relativo a la organización del “18 Chico” por parte del Club de Leones, un niño jugando con volantín y una familia sanbernardina en el tradicional paseo de día domingo; todos los documentos son de la década del 50.

A través del presente documento las autoridades de la época, velaban por el fiel cumplimiento de la normativa legal dedicada a la regulación de establecimientos que expendían bebidas alcohólicas en el centro de San Bernardo. El caso, ciñe al local de propiedad del Sr. Froilán Barra quien posee una cantina el “Bar Hipódromo” en calle Eyzaguirre que se encontraba a menos de 200 metros de la casa de beneficencia, cuarteles y escuelas, además, de su cercanía con el dispensario local.

Para las autoridades, esto era una rotunda vulneración a la normativa municipal que implicaba la violación del art. 79 de la ley de alcoholes sumado a la inexistencia del pago de la patente respectiva. 

Tras el terremoto del 3 de marzo de 1985, la ciudad de San Bernardo quedo seriamente dañada por poseer en su radio urbano construcciones ligeras –en especial adobe- que fueron afectadas en mayor número en el sector poniente. La arquitectura patrimonial religiosa y civil fue destruida como el caso de la Catedral, Iglesia de San Clemente, Hospital Parroquial, Teatro Municipal, entre otras.

Es por ello, que las autoridades de la época centraron su gestión en un plan de reconstrucción que abarco tanto la política comunal como provincial. En esto último, las comunas de Buin y Paine se transformaron en primera prioridad.

Al finalizar el año, ya se visualizaban algunos alcances del plan de reconstrucción local. En este sentido, la portada del Noticiero Comunal (Septiembre y Octubre de 1985), refleja el fiel testimonio de aquello sumado algunos alcances en el plano industrial y comercial.

En efecto, se entregaron un total de 1.474 viviendas en las poblaciones Cristóbal Colón, Angelmó (Sectores 5 y 6) y Paula Jaraquemada destinada a satisfacer la demanda poblacional que poseía la comuna en aquel entonces.

Una obra de enorme trascendencia que se había originado en los años 60, con la instalación de la empresa Carozzi era la inauguración de las dependencias de la fábrica “Costa” con una inversión cercana a los 10 millones de dólares en el sector de Nos que generaría una oferta laboral cercana a las 400 personas.

También, se mencionaba el diario, el impacto que traería en el comercio local la inauguración del “Paseo San Jorge” en la esquina de Eyzaguirre con Covadonga propiedad de la familia Nazar.

Igualmente, se comunicaba el proceso de cambio de mando de la autoridad local en una ceremonia donde dejaba el cargo el Sr. Álvaro Vial Valdés y era entregado a la Sra. Cristina Salas Wenzel quién en el reportaje adjunto señalaba “Canalizare mis esfuerzos a lograr efectiva participación”.

Finalmente, un conjunto de obras, festividades e inauguraciones de sedes y otros centros reflejan el devenir de la Provincia de Maipo a mediados de los años 80 constituyendo una excelente fuente para comprender el periodo. 

     Con la presencia de autoridades como Jorge Valdivieso Blanco, Francisco Aranda, Manuel García de la Huerta, Mauricio Mena, entre otros, se daba inicio a esta sesión municipal (19/10/1897) donde se discutirían temas que reflejaban profundamente el carácter rural de la todavía villa de San Bernardo. En efecto, las autoridades se quejaban de la práctica de la caza en los alrededores, insistiendo en que el problema principal era el tamaño de la ciudad, lo cual imposibilitaba un control sobre el tema.

     En esta época se comienza a proyectar la avenida Portales hacia Nos situación que incentivo en las autoridades la formación de una comisión que negociaría un proyecto de ley para expropiar un conjunto de fundos en el sector, y que impedía la extensión hacia la mencionada localidad. No obstante, se solicitaba la cooperación de Ferrocarriles del Estado para garantizar el término de la iniciativa.

      Relacionado con el ferrocarril, encontramos los orígenes de la plaza de la estación cuando se solicita el pago de contribuciones a la señora Julia Solar de Lynch quien cedió su hogar para la estadía del jefe de estación por esa época.

    En el centro de la ciudad, se gestionaba la iniciativa de pavimentación de las avenidas laterales de la Plaza de Armas a similitud de la Santiago. Como una política de “hermoseamiento de la ciudad” que genero un caluroso debate local ante la escasez de algunos servicios básicos que demandaban por esa época los vecinos sanbernardinos.

         En la periferia rural, se discutía el alcance del agua potable en el sector de los Bajos de Mena siendo uno de sus grandes terratenientes el regidor Manuel Mena el impulsor de algunas iniciativas que permitirían concretar tan ansiado recurso entre los vecinos.

        Finalmente, el comercio local demandaba mejores condiciones de salubridad e higiene, es por ello que se habilitaba un espacio que contribuiría con un mayor saneamiento del tema. 

         Con el titulo “Chile de duelo”, el periódico local La Opinión informaba a fines de noviembre de 1941, el fallecimiento de su S.E Pedro Aguirre Cerda producto de una tuberculosis fulminante. En San Bernardo, se genero un profundo pesar entre los vecinos quienes enarbolaron banderas negras y diversas instituciones acudieron donde el gobernador para expresar su profundo pesar. Funcionarios de bomberos, Cruz Roja, alumnos(as) de los Liceos de Niñas y Niñas acudieron a los funerales del ex presidente en el centro de Santiago.

       Acompañado al reportaje se informa la necesidad de contar con un juzgado del trabajo para contribuir en las mediaciones laborales que se generaban en la comuna.

          Además, se incluye información comercial de tiendas locales (Casa Lagos, Zapatería “El Globo”, Teatro Municipal, entre otras) junto a remates y posesiones efectivas locales.  

      Al comenzar el siglo XX, San Bernardo tenía un carácter apacible y señero dentro de la órbita del gran Santiago. Dadas estas características, el suelo local es demandado como asentamiento recreativo de la elite capitalina que permanece durante la época estival. 

      En el presente documento, fechado el día 3 de noviembre de 1903 podemos constatar que una religiosa del hospicio de Santiago adquiere una propiedad en la naciente poblacióm Ducaud solicitando al municipio la gratuidad en el consumo de agua potable de su propiedad. Igualmente, el señor Bernardino Herrera solicita la eliminación de impuestos de los terrenos que conforman su propiedad en la Población Herrera. 

        Dadas las condiciones descritas al principio, las autoridades locales se alarmaron al conocer la iniciativa por parte del gobierno central de construir un hospital de Tuberculosos en San Bernardo, condición que afectaria la ciudad y que en palabras del regidor Fidel Angulo "no seria ya, como lo ha sido hasta hoy, un atractivo para los veraneantes por su clima i condiciones higiénicas, convirtiéndose en un peligro para sus habitantes". 

          Hacia fines de octubre de 1913, el sistema de alumbrado eléctrico local era administrado por el contratista Aurelio Muñoz quien en 1911 había suscrito un contrato con la Municipalidda de San Bernardo en la administración de dicho servicio eléctrico. 

       Sin embargo, los vecinos en los días 1 y 2 de noviembre se vieron afectados por el término de dicho servicio quedando oscuras por algunos días. El sistema actuaba a través de unos tendidos que se proyectaban desde los árboles ocasionando, en algunas ocasiones más de algún problema de incendio. En tal medida, la municipalidad genera una serie de decretos los cuales aceleran el proceso de retiro de aquellos árboles del tendido eléctrico incentivando, incluso, la ayuda del gobierno provincial. La causa del apoyo se pudo concretar debido a que el Sr. Muñoz debía colocar los respectivos postes de apoyo situación que durante dos años no se llevo a cabo.  

      En relación a este tema, aparece otro concesionario del sistema de alumbrado público local; se trata del señor Dr. Bernardo Burucúa quien había llegado a la ciudad como prisionero peruano de la Guerra del Pacifico. Al señor Burucúa la municipalidad le pagada la suma de 12.000 pesos de la época, por concepto de deuda en la administración de la luz eléctrica en algunos sectores de San Bernardo.  

      La solución aparecería en 1914 cuando la municipalidad genere otro contrato esta vez, con la Empresa del Ferrocarril Eléctrico quien establecería la normalidad del servicio apoyando la administración del servicio en el camino hacia Santiago. 

         En el último tercio del siglo XIX, se instala en San Bernardo la "Botica Inglesa" propiedad de Juan José Farr ubicada en la esquina de Freire con Arturo Prat, la cual, vendía los principales insumos farmacéuticos de la época en el medio local.

        En pleno siglo XX, en 1931 se encuentra como proveedor de una serie de insumos farmacéuticos -medicamentos- como aspirina, salicilato de sodio, pomadas, benzoato de soda, bicarbonato, entre otros. Complementaban lo anterior, los productos destinados a los servicios dentales como tubos de cristal para ensayo, timol, tinturas, compral, etc. Los dispensarios estaban ubicados en las localidades de Nos y Tres Acequias importantes centros rurales dedicados a las actividades agrícolas y ganaderas.

        En esta época, el local era administrado con el nombre de "Antigua Droguería y Botica Inglesa" cuyo regente era Alfredo Farr, hijo del anterior.  

        En sesión extraordinaria del 19 de diciembre de 1931, reunidas las autoridades locales lideradas por el alcalde Jorge Valdivieso Blanco junto a los regidores Gabriel Moya, Emiliano Millas, Hernán Barros, Clemente Gómez, entre otros, discutieron el "Estudio y aprobación de planos y petición de propuestas para la construcción del Teatro Municipal".

          La discusión estuvo centrada en las dimensiones espaciales del teatro expresadas en los planos entregados por el arquitecto Sr. Alberto Risopatrón, los cuales, entregaron la propuesta sobre galerías, pasillos, boleterías, baños públicos, escenarios, oficinas, plateas, entre otros. 

           Tras una larga disucsión entre las autoridades la propuesta arquitectonica fue aceptada, encomendando la ejecución de la "mano gruesa" en obreros del medio local junto a un seguro contra accidentes de los trabajadores involucrados.  

          Como instrumento de información quincenal en el medio local, el diario La Opinión proporciona un recuento de los servicios que ofrece el medio local. Es así que podemos encontrar avisos judiciales, decretos municipales, abogados, médicos, enfermeros, propuestas públicas, pedimentos de minas, entre otros, que no sólo anuncian información sobre San Bernardo sino que proporcionan datos sobre las comunas de La Florida y Puente Alto, época en la cual, estaban dentro de la circunscripción del Departamento de La Victoria.